La Libertad Económica según un Nobel Capitalista
Milton Friedman, reconocido economista estadounidense y ganador del Premio Nobel de Economía en 1976 por sus contribuciones a la teoría del consumo y estabilización económica, ha sido uno de los modernos defensores del liberalismo como corriente filosófica para alcanzar un sistema económico próspero.
Según su libro “Free to Choose” publicado en
1980, Friedman defiende los principios de un sistema de libre mercado, con mínima
intervención estatal para alcanzar la libertad individual y consecuentemente la
colectiva a través de lo que él llama el “intercambio voluntario” de bienes y
servicios en la sociedad, y en el cual, el mismo mercado automáticamente regula
sus precios y cantidades; inspirado en el principio de la “mano invisible” de
Adam Smith.
Friedman sostiene que este “intercambio
voluntario” por sí solo no es una condición suficiente para el desarrollo económico,
pero si es un factor indispensable para alcanzar la cooperación entre las
personas para que como un colectivo (pero con intereses individuales), sean motivados
a producir, comercializar y prosperar, lo que según él, conlleva a una sociedad
de libre mercado donde no es necesaria ninguna intervención estatal.
Después de 35
años de la publicación de este libro y varios aportes a la teoría económica,
sabemos que en la práctica esto no es así de fácil, y que más bien en la última
década, la desregularización y falta de control estatal han sido una de las
razones de las crisis financieras y económicas en los últimos años.
Uno de los principales mecanismos para conducir
al libre mercado son los “precios”, que de acuerdo a Friedman cumplen tres
funciones: 1) transmiten información, 2) dan incentivos para adoptar métodos de
producción y 3) determinan quienes reciben determinada cantidad del producto a
comercializarse; y que para que se cumplan estas tres funciones, debe existir
un sistema de precios desregulado.
Conceptos básicos de economía nos dicen que la inflación
(o deflación) son consecuencias de la inestabilidad de precios y que para
controlar estos fenómenos existen herramientas de política monetaria y fiscal adoptadas
por… adivinen quien: el gobierno.
Hay que darle la razón a
este acérrimo defensor de capitalismo en una de sus aseveraciones, pues él
indica que otro factor de crecimiento económico es la acumulación de capital;
es decir, la construcción de infraestructura (vías, puertos, aeropuertos, refinerías,
hidroeléctricas), así como la acumulación de talento humano, es decir inversión
en educación para el desarrollo de habilidades cognitivas y destrezas
laborales. Al parecer no hay punto de discusión en este argumento entre la
comunidad académica; entonces si esto es cierto, hay un pequeño país hermoso en
Sudamérica que lo está haciendo muy bien en este sentido.
Concuerdo totalmente con Friedman sobre que la decisión
de que; en donde colocar nuestro recursos, donde trabajar y que tan duro
hacerlo, que estudiar, en que pensar, etc., son decisiones solamente nuestras y
que el beneficio o el prejuicio de las mismas conlleva un grado de riesgo que
cada individuo está dispuesto a tomar. Esto justamente comulga con aquello que
Adam Smith no enseñó hace más de 200 años: “Cada
hombre, mientras no viole las leyes
de la justicia, es perfectamente libre de perseguir su propio interés a
su propia manera (…)”. Nótese las negrillas, que para mí conllevan un
mensaje muy claro: por supuesto que somos libres de tomar nuestras propias
decisiones, siempre y cuando estas no contravengan la justicia, misma que para mí
conlleva un sentido muy social.
Creo también que así como existen fallas de mercado,
existen fallas de gobierno que se pueden corregir con la intervención del uno o
del otro para estabilizar situaciones adversas a equilibrios económicos.
Como todo economista liberal Friedman, indica
que el libre comercio entre naciones es la panacea para el desarrollo económico
y bajo este argumento, deben acordarse tratados de libre comercio (TLCs) y
eliminarse todo tipo de aranceles y otras medidas proteccionistas.
Nuevamente, esto es un tema que tiene mucho
debate en la comunidad científica y que su análisis merece un espacio de opinión
diferente a este; no obstante, Friedman refuta el argumento de aquellos quienes
están en contra los TLCs argumentando que aquellos sectores afectados por estos
acuerdos comerciales son aquellos sectores carentes de competitividad y su
resultante la pérdida de empleo debe ser compensada (además de con un seguro de
desempleo) con la creación de nuevos puestos de trabajo en industrias donde el país
si es competitivo; bueno… si esto fuera tan fácil como sugiere Friedman, seguramente
todos los países ya hubieran firmados numerosos TLCs; no obstante, es obvio que
toda nueva industria necesita un tiempo de aprendizaje, pues ninguna es
competitiva desde un inicio y con mas razón para que esta pueda florecer, debe
existir una intervención estatal para elevar su nivel de competitividad.
Lo cierto es que, es imposible desmerecer los
argumentos de un erudito en economía como Thomas Friedman, sin al menos estar su
altura de su conocimiento y experiencia sobre la ciencia económica; no obstante, Nobeles contemporáneos como Joseph Stiglitz y Paul Krugman, han demostrado
que el paradigma neoclásico, defendido por varios economistas liberales, no
sugiere una respuesta convincente al aumento de la inequidad y concentración de
la riqueza en pocas manos, problemas crecientes cada vez más en nuestra
sociedad.
Mi hermano excelente analisis felicitaciones mis respetos
ResponderEliminarGracias mi querido hermano, ya tendremos tiempo para ampliar. Abrazo.
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