Como las instituciones influyen en los individuos?
Es importante comprender el papel que juega
el institucionalismo en el área de política comparada como un método para explicar el paradigma de cómo el ser humano, como un
ser racional, actúa y toma de sus decisiones influenciadas por las
instituciones.
En primer lugar, definamos a la “Política Comparada” como una parte de las ciencias políticas que estudia la política nacional en relación con la política de otros países, con el objetivo de comprender los diferentes fenómenos sociales o económicos que influyen en el comportamiento humano.
La “Política Comparada” pretende explicar por qué el mundo es como es, comparar los sistemas económicos, y evaluar la
idoneidad de las ideologías con
respecto a un contexto global (Kopstein,
Jeffrey, Lichbach, Mark Irving, 2005).
Segundo, es importante hacer hincapié en
el concepto de "institución".
Según Gregory M. Hodson,
profesor de investigación en la
Universidad de Hertfordshire, las instituciones
son estructuras sociales que restringen, moldean o permiten comportamiento (Hodson, 2006).
Peter Hall, reconocido economista político, define a las instituciones como "las reglas formales, procedimientos
y prácticas operacionales que estructuran la relación
entre los individuos en diferentes
unidades de la política y la economía" (Thelen y Steinmo, 1992);
por lo tanto, bajo estas definiciones
podemos argumentar que la religión,
los gobiernos, los sindicatos, las comunidades, el mercado, los partidos políticos, familias, etc.,
son formas de instituciones.
De acuerdo con Hall, las instituciones
dan forma a los objetivos
perseguidos por las personas responsables de las políticas (públicas o corporativas) y también cómo las personas se ponen de acuerdo sobre las relaciones entre ellas. Por otra parte, la forma en que una institución se organiza, afectará el nivel de poder
que los actores políticos o empresariales tienen
dentro de la organización y, en función del nivel de ése poder, se
pueden dirigir los resultados
a su propio interés.
El Institucionalismo tiene dos escuelas de pensamiento: "Viejo Institucionalismo" y "Nuevo Institucionalismo".
El primero es básicamente
un proceso de acumulación de
conocimiento, donde el institucionalismo se
centra en el estudio de la conformación
formal de diferentes estructuras administrativas, legales y políticas de un gobierno.
Durante los años 1950 y 1960, la revolución del comportamiento surgió en el
escenario de la ciencia política, donde los conductistas (personas que estudian
el comportamiento humano y animal a través de factores ambientales) no estaban
de acuerdo con el viejo institucionalismo bajo el argumento de que, con el fin
de entender la política, el análisis debe centrarse en distribuciones
informales de poder y el comportamiento político; es
decir sobre las actitudes, destrezas interpersonales y habilidades blandas.
Sin embargo, la revolución del comportamiento también generó dos críticas fuertes
desde el punto de vista institucionalista: 1) los conductistas tienden a describir
en lugar de explicar el comportamiento, por tanto esto redujo la
atención una vez prestada al estudio básico de las instituciones, y 2) los conductistas
analizan las características y actitudes de los individuos, pero no explican por
qué difieren de un país a otro, y para ello es necesario poner atención en al
marco institucional.
La necesidad de explicar las diferencias de los individuos a través de
instituciones a lo largo de un país y otro, fue el gatillo que dio luz al nuevo
institucionalismo.
Así, con el nacimiento del nuevo institucionalismo, vinieron dos sub-escuelas
de pensamiento: 1) Institucionalismo de Elección Racional e 2) Institucionalismo
Histórico. Ambas escuelas del nuevo
institucionalismo mantienen que las instituciones determinan el comportamiento de
los actores políticos y por lo tanto los resultados perseguidos.
Para el Institucionalismo de Elección Racional, "las instituciones
son importantes", y definen las
estrategias que los actores políticos determinan para llegar a sus propios intereses, lo cual es una premisa
fundamental adoptada también por el institucionalista histórico; sin embargo, estos últimos sostienen que las instituciones juegan un papel más
importante en la política.
Es importante hacer un paréntesis y mencionar que
desde la
doctrina de la economía neoclásica, sabemos que los llamados “problemas de agencia” representan
un concepto importante del
institucionalismo de la elección racional, mismo que indica
que dos personas: el principal y el agente, emprenden en una relación para que
el “agente” actúe o tome decisiones en nombre del “principal”; no obstante, los
problemas se dan cuando por falta de información completa, el agente toma
un comportamiento oportunista para hacerse de su propio interés a costa del
principal.
Dicho de otro modo, de acuerdo con la teoría de la elección racional, los individuos toman decisiones racionalmente
de acuerdo a sus propias preferencias
para maximizar su utilidad; por eso los seguidores de la escuela del institucionalismo racionalista
tienden a moverse en esta dirección;
mientras que los institucionalistas históricos ven a las personas como
"seguidores de reglas", y su
análisis sobre las estrategias, metas y preferencias perseguidas por agentes políticos, exige un análisis histórico
de lo que están tratando de maximizar
y la motivación detrás de aquello.
Pensemos en el famoso “dilema del prisionero”, en el cual la
prisión (en este caso una institución) cambia sus reglas del juego, mismas que determinaran
cambios en las opciones de conducta y decisión que tiene el prisionero
(individuo o actor político), ya sea: comportarse mejor, cooperar con los
agentes de seguridad, rebelarse, etc.
Por lo tanto, básicamente la diferencia principal entre estas dos
escuelas del Nuevo Institucionalismo se basa en la pregunta sobre si las preferencias de los individuos motivadas por instituciones se
forman por factores exógenos (elección
racional) o factores endógenos (institucionalismo histórico), (Steinmo,
Thelen y Longstreth,
1992).
Otra distinción clara entre las dos
escuelas, se basa en el tipo de
resultados que se buscan; por ejemplo, mientras que el institucionalista de elección racional
se enfoca en un evento específico: i.e.;
una elección presidencial, los institucionalistas
históricos miran hacia atrás en
la información histórica para encontrar una
situación particular que ha evolucionado
con el tiempo para explicar determinado evento (Katznelson y Weingast).
Esta es la razón por la cual el institucionalismo histórico es una herramienta
útil para entender la continuidad
de la política en todos los países, teniendo en cuenta la información
histórica a lo largo de períodos
de tiempo.
Para concluir, bajo este paradigma, los individuos (cuya naturaleza humana sigue siendo racional) se
pueden entender a través de las instituciones en
las cuales se desenvuelven, pero hay tomar en cuenta el “problema
de agencia”, que es un factor inherente
en el mercado y en el gobierno, cuya estructura institucional está sujeta a modificaciones de acuerdo a los cambios
en la sociedad misma e intereses individuales que emergen desde grupos
de poder.
Rigoberto Carvallo
*Reflexiones sobre libro de Sven Steinmo, Kathleen Thelen, and Frank
Longstreth (1992). Structuring politics,
Historical Institutionalism in comparative analysis. Cambridge University
Press.